Como regidor de este Ayuntamiento, escribo hoy con profundo dolor y una gran indignación. El pasado 19 de julio, en un barrio de Sant Andreu de la Barca, fue hallado el cuerpo sin vida de una vecina que había fallecido sola en su domicilio. Su ausencia fue detectada no por ningún servicio institucional, sino por el fuerte olor que alertó a los vecinos. Solo entonces se descubrió lo que nunca debió pasar: una mujer sola, olvidada, muerta en silencio.
. Fueron sus propios vecinos quienes, alertados por un olor fuerte y penetrante que emanaba desde el edificio, dieron la voz de alarma y permitieron que se descubriera esta tragedia.
Esta mujer no solo falleció en soledad física, sino también en soledad social, una soledad no deseada que muchos aún desconocemos o no queremos ver. Su partida, silenciosa y dolorosa, es un espejo que nos refleja una realidad cruel que afecta a demasiadas personas en nuestra comunidad: la soledad que destruye, la indiferencia que mata.
Este hecho, que conmociona por su crudeza, no es aislado. Refleja una problemática creciente y dolorosa: la soledad no deseada. Una realidad que afecta a muchas personas mayores, vulnerables, invisibilizadas. Pero lo que más me duele —y me obliga a alzar la voz— es que solo 20 días antes, el pleno del 26 de junio rechazó una propuesta para seguir trabajando desde el Ayuntamiento en políticas concretas contra la soledad no deseada. Una propuesta seria, necesaria y urgente.
Aquel rechazo fue liderado por el equipo de gobierno,( FEM ) con especial mención a la regidora Isabel Marcos, de En Comú Podem, que se no apoyó esta iniciativa por argumentos tan vacíos como "YA " ELLOS TIENEN UNA MEDALLA QUE SE LES PONE " "QUE HACEMOS SI YA ESTAMOS TRABAJANDO EN ELLO "
Señora Isabel reflexione sobre sus palabras y sobre todo reflexione si su plan de trabajo está funcionando , el 19 de este mes se demostró que nó.
Me cuesta entender cómo, ante una situación tan dramática, se puede dar la espalda a quienes más nos necesitan. Lo advertimos en el pleno en una moción presentada por el grupo socialista y nosotros : la soledad mata. Y desgraciadamente, la realidad ha sido más rápida y más cruel que las palabras.
Esta muerte no es solo una tragedia individual. Es un fracaso colectivo. Y como representante público no puedo ni quiero mirar hacia otro lado. Esta vecina tenía nombre, historia, emociones, y merecía mucho más. Merecía una comunidad que la cuidara, un Ayuntamiento que no fallara.
Por ella, y por tantas otras personas que viven en silencio su soledad, seguiré trabajando con más fuerza que nunca para que ninguna vecina o vecino muera así , como dije en su momento aunque hay una sola persona sola hay que seguir preocupándose
Reivindico hoy, una vez más, la necesidad de implementar políticas reales, con presupuesto, seguimiento y compromiso político. Porque luchar contra la soledad no es un gesto de caridad: es una cuestión de justicia y dignidad humana.
No podemos permitirnos más muertes en la sombra.
La vecina de Sant Andreu merece que aprendamos de este dolor y actuemos en consecuencia.
Felipe