Este pasado lunes 28 de abril de 2025 lo recordaremos... Un apagón masivo y sin precedentes dejó sin electricidad ni móvil a España, Portugal y otros puntos de Europa durante horas y afectando seriamente las telecomunicaciones, el transporte, la pequeña y mediana empresa y poniendo a prueba los servicios públicos esenciales.
Las horas de apagón suceden unidas a las necesidades básicas de las personas: de movilidad y transporte, de control de las seguridades básicas; de alimentación y agua; de primeros auxilios; de comunicación… En la mayoría de los casos y de los hogares, limitadas a unas velas, una linterna; a una radio de pilas arrinconada que vuelve a ser protagonista en nuestras vidas.
Los autobuses públicos, que no dan abasto, siguen recorriendo las calles. Los hospitales públicos funcionan con generadores. Los equipos de emergencia atienden miles de llamadas. Lo público, lo esencial, funciona, a pesar del caos y en él.
Y, una vez más, lo público, lo que es de todas y todos sale reforzado desde las primeras horas del apagón.
La caída del sistema eléctrico demuestra que necesitamos el control público total del sistema energético en España y no podemos seguir en manos de grandes energéticas que están dispuestas a apagar un país con tal de seguir llenando sus bolsillos con beneficios records que el año pasado superaron los 10.000 millones de euros.
Resulta que la energía renovable es la más barata de producir y por eso es, con esta energía, con la que las empresas energéticas hacen más dinero. Pero éstas, por pura codicia y para maximizar sus beneficios, no invierten en esos estabilizadores que impedirían que el sistema energético se desplome. Para evitar estas caídas totales del sistema eléctrico hay que invertir para mejorarlo. Por eso se necesita que el gobierno del Estado, con PSOE y Sumar, no destine más dinero al rearme y éste sea invertido en mantener el control público total del sistema energético en España para garantizar la energía a la gente.
El gobierno estatal está recortando partidas destinadas a la transición energética para la compra de armas. La seguridad de un país no va de rearme, va de fortalecer los servicios públicos que están asfixiados y en una situación crítica y de aumentar el control público de sectores estratégicos de la economía; es tener un sistema de energía y de telecomunicaciones público y fuerte gestionado con criterios de justicia social y sostenibilidad.
En Sant Andreu de la Barca, la instalación de placas solares en edificios municipales es un primer paso hacia la autosuficiencia y la resiliencia energética local.
El objetivo es consolidar comunidades energéticas locales que permitan compartir energía limpia y reducir la dependencia de grandes corporaciones, abaratando costes y generando empleo verde. Para ello, es imprescindible el compromiso de todas las administraciones dotadas de recursos y de voluntad política.
Porque la seguridad es tener un sistema de energía público y fuerte que no nos haga vulnerables frente a estos apagones y que acabe con la pobreza energética de miles de familias.
Así que, el dinero de las armas para la seguridad energética.
En Comú Podem Sant Andreu de la Barca
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