OPINIONS i PROPOSTES

El sufrimiento ajeno

dimecres 01 de octubre del 2025, Sant Andreu de la Barca

En los últimos meses se ha hecho evidente una estrategia repetida de la izquierda española: utilizar el dolor y la desgracia ajena como herramienta de división social.

 

El discurso se presenta siempre en clave de buenos contra malos, de pueblo contra élites, de víctimas contra supuestos culpables internos. No se busca sanar heridas, sino profundizarlas.

 

Un ejemplo especialmente grave se ha visto en la forma en que el Gobierno ha manejado el conflicto en Oriente Medio. Según se iban conociendo nuevos casos de corrupción que afectan al entorno del presidente Sánchez, a la financiación ilegal de su partido, el blanqueo y apoyo a la dictadura comunista de Venezuela, la maquinaria oficialista ha intensificado sus ataques verbales contra Israel y su lucha antiterrorista.

 

De pronto, la narrativa gubernamental ha pasado a centrarse en demonizar al Estado hebreo y a los judíos, desviando así la atención de los problemas domésticos y ofreciendo a la opinión pública un enemigo externo sobre el que descargar la frustración por sus políticas y la desafección de los suyos

 

El problema no es que se critique una política internacional determinada, algo legítimo en democracia, sino que se utilice el sufrimiento real de comunidades enteras para fines de propaganda interna y amenace al hasta ahora estado amigo de Israel. Al hacerlo, el Ejecutivo no solo fractura aún más a la sociedad española, enfrentando a ciudadanos en función de su postura sobre un conflicto lejano, sino que también erosiona la credibilidad de España en el ámbito internacional, reduciendo nuestro papel a un mero altavoz de consignas casposas, trasnochadas y partidistas.

 

Mientras tanto, en casa, la corrupción política y el clientelismo del gobierno continúan minando las instituciones. Pero en lugar de asumir responsabilidades, la izquierda prefiere cubrir sus vergüenzas desviando el foco hacia terceros. El resultado: una política exterior subordinada a los intereses personales de un presidente acorralado y una política interior que instrumentaliza el dolor ajeno para dividir y manipular.

 

Si algo demuestra esta coincidencia entre la escalada verbal contra Israel y el destape de escándalos de corrupción, es que el Gobierno ha perdido el rumbo y ya no gobierna para todos los españoles, sino para su propia supervivencia política.

 

 

Fdo. Amador Vazquez Jorge