Sant Andreu de la Barca es una ciudad plural, diversa y socialmente muy activa. Tradicionalmente es un municipio en el que los vecinos y vecinas viven la calle como espacio de intercambio, de relación y de disfrute. En 5,5 km² convivimos casi 27.000 habitantes.
Esta riqueza de Sant Andreu implica retos para la convivencia que se pueden manifestar en el inadecuado uso y el deterioro de los espacios públicos y del mobiliario urbano; en la generación de ruidos molestos o el mal uso de los espacios de recogida de basuras; en el incumplimiento de las normas de tráfico o el desprecio por las creencias o las opiniones de los demás…
Éstos u otros problemas pueden generar conflictos y afectar al bienestar de la ciudadanía, alterar el clima de respeto y tolerancia y, en definitiva, disminuir la cohesión social.
El ayuntamiento debe garantizar la correcta limpieza y mantenimiento de los espacios públicos al menor coste posible y de la forma más eficiente y eficaz. También ha de promover que la interacción y convivencia diaria en los espacios públicos sea segura, tranquila y saludable, y, que los vecinos y vecinas (grandes y pequeños, jóvenes y mayores), las personas que conviven, vienen a trabajar, a comprar o visitan la ciudad puedan interactuar libremente, compartan actividades culturales, de ocio, sociales, comerciales y puedan descansar respetando las diferencias y con una orientación inclusiva.
Hacer de Sant Andreu de la Barca una ciudad más cohesionada socialmente, cívica, limpia y acogedora, respetuosa con los derechos de las personas, protectora del patrimonio, de los espacios públicos, del paisaje urbano y del entorno, es tratar de configurar un modelo de ciudad que requiere la implicación y la participación de todos y todas.
Los comportamientos incívicos de una minoría, además de dañar bienes y espacios que son patrimonio de todos y todas, suponen un ataque a la convivencia, una actitud de insolidaridad y falta de respeto hacia una gran mayoría de vecinos y vecinas que asumen cívicamente sus derechos y deberes ciudadanos.
Emplear miles de euros cada día, del dinero de todos, en labores de limpieza y mantenimiento que podrían evitarse y tener otro destino más necesario y social, es también una responsabilidad del gobierno de la ciudad.
Respetar los espacios públicos y cuidar el patrimonio de nuestra ciudad es mejorar la sostenibilidad, permite aplicar el presupuesto con racionalidad a lo más prioritario y ser solidario con el resto de vecinos y vecinas.
Es con este objetivo que, desde el equipo de gobierno de En Comú Podem y FEM Sant Andreu, estamos impulsando, de forma colaborativa con el resto de grupos municipales y con la ciudadanía, la elaboración de una ordenanza de Convivencia y Civismo.
Esta ordenanza es una herramienta para mejorar la convivencia ciudadana regulando los diferentes aspectos que inciden en ella.
También, tiene como objeto promover los valores cívicos, educar en el respeto y la corresponsabilidad de lo público, de lo que es de todas y todos y prevenir las conductas negligentes e irresponsables que puedan perturbar la convivencia.
Es por esto que la ordenanza de Convivencia y Civismo, lejos de ser un instrumento represivo o sancionador, pretende ser una herramienta preventiva, educativa y participativa que genere un cambio de hábitos y actitudes en la ciudadanía.
La ciudad es la casa de todos y todas y es, desde la responsabilidad compartida y desde el compromiso colectivo de su cuidado, como podemos hacer de Sant Andreu de la Barca una ciudad de la que sentirnos orgullosas y orgullosos.